Comarca de la Sisla

La Sisla
Comarca Histórica de Castilla-La Mancha
Capital	Sonseca
Idioma oficial	español
Entidad	Comarca Histórica de Castilla-La Mancha
• País	España
Municipios	21
Superficie
• Total	4.368 km²
Altitud
• Media	700 m s. n. m.
• Máxima	1.100 m s. n. m.
Clima	Clima mediterráneo continentalizado
Población (2023)
• Total	62,411 hab.
• Densidad	14,29 hab./km²
Gentilicio	sisleño, -a
Huso horario	UTC +1
• en verano	UTC +2
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La Sisla es una comarca histórica^[1]​ situada en la provincia de Toledo, cuya capital es Sonseca. Se encuentra al sur del río Tajo y está delimitada por las actuales comarcas de La Sagra toledana al norte, La Mancha toledana al este, los Montes de Toledo al sur y el señorío de Montalbán al oeste. La comarca está atravesada por dos ríos: el Tajo y el Algodor.

La Sisla se divide en dos áreas: Sisla Mayor y Sisla Menor, y abarca una extensión media de aproximadamente 4,368 kilómetros cuadrados. El nombre de la comarca está asociado con el célebre monasterio jerónimo de Santa María de La Sisla, fundado en 1374 por fray Pedro Fernández Pecha, quien fue el primer monje y prior de la Orden de San Jerónimo. Posteriormente, el monasterio fue convertido en un palacio con motivos masónicos tras la expropiación del inmueble durante las desamortizaciones de Juan Álvarez Mendizábal y la exclaustración de la comunidad jerónima en 1835.

En su libro Toledo en las manos (1857), el historiador Sixto Ramón Parro explica que el nombre de La Sisla proviene del latín. Según Parro, "Sisla" se usaba antiguamente para describir áreas no cultivadas y cubiertas de vegetación densa, antes de ser trabajadas por monjes y vecinos. Este nombre podría derivar del latín silva o selva, que en castellano significa "bosque".

Parro también menciona que, en documentos antiguos, se distinguían dos áreas dentro de La Sisla: la zona al sur del río, que se extendía hasta Ajofrín y Sonseca, se llamaba Sisla Menor. Por otro lado, la extensa dehesa que hoy se conoce como El Común, que pertenecía a Toledo y a otros pueblos, se llamaba Sisla Mayor. También se consideraba Sisla Mayor la región de San Martín de la Montiña, que está al otro lado y es aún más montañosa y agreste.

Hoy en día, la palabra selva se usa menos para referirse al bosque, y la flora de La Sisla ha cambiado con el tiempo.

La comarca histórica de La Sisla, situada en la provincia de Toledo dentro de la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, tiene a Sonseca como su capital. Su geografía presenta una variedad de características, incluyendo colinas suaves y áreas montañosas, que definen su paisaje.

El río Tajo, uno de los principales cursos fluviales de la comarca, recorre La Sisla, proporcionando un elemento clave en su estructura geográfica. A este se suma el río Algodor, que también atraviesa la región, contribuyendo a la configuración del terreno.

En términos de vegetación, La Sisla muestra una variedad adaptada a sus diferentes tipos de terreno. Las zonas cercanas a los ríos y valles están cubiertas de vegetación ribereña y áreas agrícolas, mientras que las regiones más altas presentan vegetación mediterránea, con especies como encinas y arbustos.

El clima de La Sisla es mediterráneo continental, caracterizado por inviernos fríos y veranos cálidos. Las precipitaciones se concentran principalmente en primavera y otoño, lo que afecta la dinámica ambiental de la comarca.

Los restos del antiguo bosque mozárabe que pudo haber dado nombre a la comarca se limitan actualmente a algunos almendros aislados que marcan los límites entre parcelas de tierra y a algunos álamos que crecen en las vegas de los arroyos. En su mayor parte, La Sisla es una vasta dehesa semillana, salpicada por algunas serranías de notable altura, como las de Layos, Nambroca y Almonacid, así como por lanchares que ocupan extensas áreas en los municipios de Ajofrín y Chueca. Los bosques de encinas y jaras, que albergan caza mayor, se encuentran en los Montes de Toledo, situados al sur de la comarca, entre las áreas de Los Yébenes, Marjaliza y Las Ventas con Peña Aguilera.

La Sisla está dividida en dos partes por el río Guarajaz. A la izquierda del río se encuentra la Sisla Menor, mientras que a la derecha se halla la Sisla Mayor. Esta división tiene una influencia notable en la disposición del territorio y en sus características geográficas.

Durante la época romana, La Sisla fue un territorio de notable importancia estratégica. Se encontraba en una encrucijada de importantes vías de comunicación, incluyendo la calzada que unía Toledo con Córdoba. Esta calzada no solo facilitaba el comercio entre estas dos ciudades clave del Imperio Romano, sino que también era esencial para el movimiento de tropas y recursos. La presencia de estas rutas subraya la importancia de La Sisla en el contexto de la infraestructura y administración romana. Además, se han encontrado restos arqueológicos en la región que evidencian la actividad y el asentamiento romano, reflejando la importancia de la comarca en el comercio y la vida cotidiana de la época.

En la época visigoda, La Sisla continuó siendo un área de relevancia. Municipios como Arisgotas (actualmente Orgaz) y Casalgordo (en Sonseca) han revelado vestigios significativos de esta era. Los Hitos en Arisgotas^[2]​, un lugar de interés histórico, y San Pedro de la Mata en Casalgordo son ejemplos de los legados visigodos en la comarca. Estos sitios reflejan la organización territorial y la influencia cultural visigoda en La Sisla. La visibilidad de estos asentamientos indica una integración significativa en el tejido social y administrativo de la época.

Durante la dominación musulmana, La Sisla formó parte de el Califato Omeya, posteriormente del Califato de Córdoba y Finalmente del Taifa de Toledo, donde experimentó un notable desarrollo en términos de infraestructura y administración. La presencia musulmana dejó una huella cultural en la región, aunque la Reconquista cristiana a partir del siglo XI cambió drásticamente la situación. En 1085, Toledo fue reconquistada por Alfonso VI, y La Sisla pasó a formar parte del reino cristiano. La comarca fue organizada bajo el control de la Orden de Calatrava, una de las órdenes militares que jugaron un papel crucial en la repoblación y defensa de los territorios reconquistados.

En la Edad Moderna, La Sisla vivió una transformación significativa. Durante el reinado de los Reyes Católicos y más tarde con la centralización administrativa bajo los Habsburgo, las ciudades de La Sisla comenzaron a declinar debido al traslado de la capital de Toledo a Madrid en 1561. Este cambio afectó negativamente la importancia económica y administrativa de la comarca. En el siglo XIX, la invasión napoleónica trajo consigo la Batalla de Mora en 1808, un enfrentamiento destacado durante la Guerra de Independencia. La batalla fue un evento crucial que reflejó la resistencia local contra las fuerzas napoleónicas.

Con la promulgación de la Ley de Desamortización de Mendizábal en 1836, se produjo un cambio profundo en la estructura territorial y económica de La Sisla. Esta ley, dirigida a liberar bienes eclesiásticos y comunales, tuvo un impacto directo en la comarca, acelerando la transformación del paisaje y la organización de las propiedades. La reducción de los bienes de la Iglesia y la redistribución de tierras alteraron la configuración social y económica, contribuyendo a un proceso de modernización que, aunque traumático, permitió a La Sisla adaptarse a los nuevos tiempos.

A mediados del siglo XX, La Sisla, particularmente Sonseca, experimentó un notable crecimiento demográfico y económico. La década de 1950 marcó el inicio de un auge industrial en la región con la instalación de fábricas y la creación de la Estación Sismológica de Sonseca^[3]​ en el término de Orgaz, que jugó un papel importante en la vigilancia sísmica de la región. Durante los Pactos de Madrid en 1953, se estableció una base americana en la región, que inicialmente se utilizó para vigilar armas nucleares, aunque la base fue desmantelada más tarde. En la década de 1990, Sonseca figuró varias veces entre los 30 municipios más ricos de España, destacándose por su desarrollo económico y su infraestructura.

En la actualidad, La Sisla sigue siendo una comarca con una rica herencia histórica y cultural. Sonseca, el municipio más poblado de la comarca, continúa siendo un centro económico y administrativo clave. La región ha mantenido su importancia histórica y cultural a lo largo de los siglos, adaptándose a los cambios y desafíos modernos. La historia de La Sisla, desde la época romana hasta la actualidad, destaca su papel central en la provincia de Toledo y en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha.

Sonseca, la capital de La Sisla, es también la localidad más poblada de la comarca. Desde los primeros censos, Sonseca ha liderado en términos de población (Aunque Mora tuvo más población que Sonseca durante gran parte del siglo XIX y principios del XX), aunque en la actualidad ha sido superada por localidades cercanas como Yuncos y Ocaña. A pesar de este cambio, Sonseca sigue siendo el centro administrativo y económico de la región, con una población notablemente alta en comparación con otros municipios de La Sisla.

Al este de la comarca, Mora y Argés destacan como los siguientes núcleos más poblados. Mora, con su importancia histórica y económica, y Argés, con también buena historia demografica, ocupan las siguientes posiciones después de Sonseca.

La población de La Sisla presenta una notable desigualdad entre sus núcleos poblados. Sonseca, la capital de la comarca, es el municipio con la mayor población. En contraste, muchos de los pueblos más pequeños, como Chueca o Manzaneque tienen menos de 1.000 habitantes, Esta disparidad en la población subraya el desequilibrio demográfico de la comarca, con una alta concentración de habitantes en Sonseca y una amplia dispersión en las áreas rurales circundantes.

En la región, Sonseca se destaca por tener la mayor concentración de población inmigrante. Entre los residentes extranjeros, la comunidad pakistaní es la más significativa, marcando una presencia notable en el municipio. Este fenómeno hace que Sonseca sea un caso particular en cuanto a diversidad étnica dentro de la comarca. A nivel regional, la composición de la población inmigrante refleja las tendencias comunes en España, donde las comunidades de origen marroquí y rumano predominan. Los inmigrantes marroquíes y rumanos representan las principales nacionalidades en la región, coincidiendo con patrones observados en otras partes del país.

La flora de La Sisla refleja el carácter del entorno mediterráneo de la región. Los bosques que rodean la comarca están dominados principalmente por encinas y jaras. En las zonas más húmedas y en las vegas de los arroyos, es posible encontrar álamos que contribuyen a la vegetación ribereña. Las dehesas, que constituyen una parte significativa del paisaje, están cubiertas en su mayor parte por pastos y matorrales típicos de este tipo de hábitat.

En cuanto a la fauna, La Sisla alberga una variedad de especies adaptadas a su entorno. Entre los mamíferos más comunes se encuentran conejos y liebres, que son habitantes frecuentes de la región. También se puede observar perdices, que se encuentran en las áreas de matorral y pastizales. Estos animales forman parte integral del ecosistema local.

La sierra de Nambroca, que es una de las elevaciones notables dentro de La Sisla, es el hábitat de especies rapaces, destacando la presencia del águila real. Esta ave de presa es un indicador de la salud del ecosistema y juega un papel importante en el equilibrio natural de la fauna de la comarca.

Sin embargo, La Sisla enfrenta desafíos debido a plagas recurrentes de conejos, sobre todo en las partes norte y oeste. Estas plagas pueden tener un impacto significativo en la vegetación y en la agricultura, dado que los conejos pueden provocar daños extensos a los cultivos y a la vegetación natural.

La economía de La Sisla se basa en una combinación de agricultura, ganadería e industria, con una serie de características que reflejan la evolución económica de la región a lo largo del tiempo.

La actividad agrícola en La Sisla es predominante, con una amplia extensión de tierras dedicadas al cultivo. El cereal, particularmente la cebada, es uno de los principales productos agrícolas de la comarca. Sin embargo, el cultivo de la oliva también juega un papel crucial. La región es conocida por sus olivares centenarios, que no solo son un símbolo cultural, sino que también representan una fuente importante de ingresos para los agricultores locales. Existen varias almazaras cooperativas que se encargan de la producción y comercialización del aceite de oliva, destacando la calidad del producto en el mercado.

Históricamente, La Sisla estuvo cubierta en gran parte por viñedos, con numerosas casas privadas que contaban con lagar y bodega para la producción de vino. Sin embargo, debido a las restricciones de producción impuestas por la Unión Europea en el marco de la Política Agrícola Común, muchos viñedos han sido reemplazados por cultivos de cereales y olivos. A pesar de esta transformación, la actividad vinícola persiste en el sudeste de la comarca, especialmente en municipios como Mora y Manzaneque, donde todavía se conservan algunos viñedos y bodegas.

La ganadería en La Sisla se caracteriza por una combinación de prácticas intensivas y extensivas. La ganadería intensiva se concentra principalmente en la producción familiar de cebo bovino, con pequeñas y medianas explotaciones situadas en localidades como Pulgar. Estas explotaciones familiares son esenciales para la economía local, proporcionando carne de calidad para el mercado.

En contraste, la ganadería extensiva se mantiene en las antiguas tierras del Común, conocidas hoy como Los Quintos. En estas fincas familiares, se sigue practicando una ganadería más tradicional, aunque en menor escala. Anteriormente, La Sisla también era conocida por sus rebaños de ovejas merinas, que se criaban tanto para la producción de lana como para la leche destinada a queserías locales. Con el tiempo, la ganadería ovina ha disminuido significativamente, aunque algunas queserías aún siguen operativas, manteniendo viva una tradición importante para la región.

Sonseca se consolidó como un centro de producción industrial. La industria de ebanistería en Sonseca alcanzó prestigio a nivel europeo, especialmente en el mercado alemán, gracias a la calidad de sus productos. Este sector, junto con una destacada industria de confitería, contribuyó significativamente al crecimiento económico de la región. Sin embargo, la crisis inmobiliaria de 2008 tuvo un impacto devastador en la industria ebanística, afectando gravemente la producción y el empleo en la localidad.^[4]​

La gastronomía de La Sisla se distingue por su combinación de productos agrícolas autóctonos y tradiciones culinarias arraigadas. Los productos de la comarca han alcanzado reconocimiento tanto a nivel nacional como internacional, destacándose por su calidad y características únicas.

El mazapán de Sonseca es otro producto destacado de la gastronomía local, conocido por su elaboración basada en almendras y azúcar. Este dulce tradicional, que se elabora a partir de una pasta de almendra finamente molida y azúcar, presenta una textura suave y un sabor delicado. La receta del mazapán ha sido transmitida a lo largo de generaciones y sigue siendo un importante elemento de la repostería local.

La preparación del mazapán implica la mezcla de almendras molidas con azúcar y agua, seguido de un proceso de amasado y moldeado en formas diversas, frecuentemente asociadas con festividades. La calidad de las almendras utilizadas es crucial para el resultado final, y la habilidad del maestro reposteros en la técnica de elaboración asegura la superioridad del producto. El mazapán de Sonseca goza de reconocimiento por su excelencia y es frecuentemente presentado en celebraciones y eventos especiales.

La Sisla también es conocida por una variedad de productos agrícolas que forman parte integral de su cocina. Entre ellos, se destacan los siguientes:

• Pisto Manchego: Este plato se compone de una mezcla de verduras como tomates, pimientos, calabacines y cebollas, cocinadas en aceite de oliva. El pisto manchego es característico de la región y puede servirse con huevo frito o carne, siendo un ejemplo representativo de la cocina local.
• Gachas Manchegas: Las gachas son una preparación tradicional a base de harina de trigo cocida con agua y a menudo enriquecida con ingredientes como chorizo o tocino. Este plato refleja la herencia agrícola de La Sisla y su capacidad para transformar ingredientes simples en comidas sustanciosas.
• Caldereta de Cordero: La caldereta es un estofado de cordero cocido lentamente con verduras y especias. La carne de cordero, apreciada por su calidad en La Sisla, es el ingrediente principal de este plato, que es emblemático de la cocina de la región.

A continuación se muestran los 37 municipios que componen la Comarca de La Sisla, junto con su población actual y sus respectivos términos municipales.

Municipio	Población (INE 2023)[6]​	Término Municipal
Ajofrín	2.340
Almonacid de Toledo	926
Argés	6961
Burguillos de Toledo	3647
Casasbuenas	178
Chueca	254
Cobisa	4.452
Gálvez	2.991
Guadamur	1.806
Layos	877
Manzaneque	394
Mascaraque	430
Mazarambroz	1.259
Mora	9.782
Nambroca	5.515
Noez	942
Orgaz	2.600
Polán	3.884
Pulgar	1.528
Sonseca	11.084
Totanés	358
Villaminaya	508
Villanueva de Bogas	695
Total	62.411

• 
  Ayuntamiento de Sonseca
• 
  Iglesia de la Virgen de Altagracia, en Mora
• 
  Núcleo Urbano de Argés
• 
  Consistorio de Mazarambroz
• 
  Una calle en Ajofrín
• 
  Ayuntamiento de Layos
• 
  Castillo de Orgaz. Se dice que el Cid Campeador vivió aquí
• 
  Plaza en Nambroca
• 
  Campos de cultivo en Burguillos de Toledo

• Sonseca, capital de La Sisla
• Mora, segunda ciudad más poblada y relevante
• Comarca de los Montes de Toledo, donde actualmente se integran la mayoría de esos municipios.
• Anexo: Municipios de la Provincia de Toledo